martes, 18 de diciembre de 2007

Jóvenes estudiantes construyen 24 casas a familias necesitadas



Pablo Fonseca Q. | pfonseca@nacion.com

La lluvia mañanera que cayó ayer en parte del Valle Central no impidió que un grupo de jóvenes universitarios siguiera martillando y serruchando para terminar la casa de Fátima Bonilla.

En lo alto del precario Miravalles, en Curridabat, la vivienda tomaba forma.

Fátima es una muchacha delgada, tímida y con problemas mentales, quien a los 16 años se convirtió en madre de gemelas.

Ahora tiene 19 años, pero hace poco más de una semana que sus hijas están bajo el resguardo del Patronato Nacional de la Infancia, a la espera de mejores condiciones socioeconómicas.

Doña María Bonilla, madre de Fátima, dijo esperar que la nueva casa y la independencia de su hija permitan el regreso de las gemelas al entorno familiar.

Doña María se quedará viviendo con su otra hija en una humilde vivienda de piso de tierra y herrumbradas láminas de zinc que dejan pasar el frío y la lluvia.

“Usted no sabe cuánto les agradezco. Yo trabajé en el campo y sé lo difícil y cansado que es. Estos muchachos están acostumbrados a estudiar, no a hacer huecos, ni a clavar ni a serruchar, por eso se los agradezco”, expresó doña María, al mismo tiempo que sancochaba unos guineos en una vieja cocina de gas para el almuerzo que se acercaba.

Ayuda. Desde el viernes por la mañana y hasta ayer en la tarde un grupo de 200 jóvenes voluntarios visitaron tres precarios del Valle Central y construyeron 24 casas.

Los precarios escogidos fueron Miravalles y Valle del Sol (ambos en Tirrases de Curridabat) y Los Diques, en Cartago.

La iniciativa forma parte del programa llamado “Un techo para mi país”, que nació en Chile en 1997 y llegó aquí el año pasado.

Con las casas de este fin de semana ya son 75 las viviendas construidas en el país, según explicó María Luisa Ayala, directora social del proyecto en Costa Rica.

Las viviendas se conciben como una “solución de emergencia” que, incluso, pueden desmontarse y armarse de nuevo en un lugar diferente, si fuera necesario.

Las viviendas son de madera de pino, miden 18 metros cuadrados, carecen de divisiones y tienen un costo de $1.200, sin contar la mano de obra.

El dinero se obtuvo mediante colectas públicas y un concierto benéfico. La organización aún no cuenta con alianzas ni patrocinios que permitan una entrada constante de recursos.

Dura realidad. En precarios como el Miravalles, las estrechas callejuelas de tierra se transforman en lodazales cuando llueve.

Los niños juegan en cualquier lugar con los perros. Cuando no hay niños cerca, los animales se entretienen escudriñando la montaña de basura tirada en el límite con el relleno sanitario de Río Azul.

La situación la comprobó el voluntario Javier Navarro, estudiante de educación física.

“Uno puede vivir cómodo, pero no todos tienen esa posibilidad (...) He aprendido mucho sobre cómo se esfuerzan estas personas para sobrevivir”, comentó Navarro.

El objetivo del proyecto, explicó María Luisa Ayala, no es solamente dar casa a las personas.

“La vivienda solventa una emergencia, pero estamos planeando la segunda parte del proyecto, que será darle un oficio a las personas y que ellas aprendan a generar sus propios recursos”, dijo.

Al final, la persona debería estar capacitada para construir su vivienda permanente en una zona más segura. Más información en el sitio
http://www.untechoparamipais.or.cr

3 comentarios:

Julia Ardón dijo...

Este trabajo de un techo para mi país es una belleza y un ejemplo para todos nosotros.
Felicidades a tantos y tantas jóvenes solidarios y tan llenos de amor.
Qué bonito!!

Pericles Peri dijo...

Lois feliciteichon, poresta lavo, laborssss pepero ¿guát o quéstá siendo ahí Terox? Seaaaaaa tonnnnn, qués quése mae bretea y de buena fe, bueeeeeeeee, carillas vemos y on besamo... on sabemos. A mi me cuadra, en miotro yo, la sannnngre y esas varas pero admiro ala gente que sejode destamanera ayu ¡dando!... Susu ena raro demi parte pero:¡bendiciones parestas aras de teuses!

Carlos Alberto dijo...

Terox: ¡Cómo hay gente buena en este mundo! Gente dispuesta a ayudar a los demás, a darles parte de su tiempo, a sentirse felices cuando ven felices a los otros. ¿Porqué vemos tanta muerte y tanta sangre en los noticieros?

¡Felicitaciones por este hermoso blog!

Terox: ¡Qué pases unas muy felices fiestas junto a tu familia!

¡MUCHAS FELICIDADES!